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lunes, 26 de marzo de 2012

Andarríos chico (Actitis hypoleucos)

Andarríos chico (Actitis hypoleucos)
Andarríos chico (Actitis hypoleucos)

Andarríos chico (Actitis hypoleucos)

Andarríos chico (Actitis hypoleucos)

Andarríos chico (Actitis hypoleucos)

El Andarríos Chico, Actitis hypoleucos, se reproduce en la Península Ibérica. Su plumaje no tiene características o colores muy destacados. El dorso es pardo oscuro o marrón con ligeros tonos dorados y las partes bajas son blancas en fuerte contraste. Vuela de forma muy peculiar, batiendo rápidamente las alas y alternando con cortos planeos, generalmente a ras de la superficie del agua. Al volar descubre la franja blanca de las alas con el pecho y lados del cuello rayados finamente. El pico es delgado y recto, algunos lo tienen ligeramente curvado hacia abajo, las patas bastante cortas y de color amarillo verdoso. Cuando está posado mueve arriba y abajo la cola continua y suavemente y bambolea la cabeza. Anda con postura muy erguida y con frecuencia solo o en grupos que se mantienen entre sí dispersos por las orillas de ríos y estuarios. Resulta inconfundible verlo corriendo entre las piedras de las orillas de los ríos o los lagos, que son su hábitat preferido durante la reproducción. El resto del año frecuenta los limos de estuarios, ríos en su parte baja y márgenes de marismas. Su voz la emite principalmente al iniciar el vuelo o cuando está alarmado, y consiste casi siempre en un sonido formado por tres partes que se pueden expresar como «tui-tui-tui». Durante la reproducción, y sobre todo si ya tiene el nido con huevos o los pollos son recién nacidos, las voces de ambos adultos se oyen con mucha insistencia, llamando desde las cercanías y volando en giros por la zona con una alarma que llama inmediatamente la atención. El Andarríos Chico ocupa la zona de nidificación en el mes de abril y en mayo ya se pueden encontrar las primeras puestas. Los lugares suelen estar situados en terreno llano con cantos rodados y vegetación arbustiva. Para hacer los nidos generalmente aprovechan una pequeña depresión en el terreno, que forran con hierba seca y ramas finas, situada frecuentemente al abrigo de un arbusto, pero también simplemente entre los cantos rodados y nunca lejos del agua. Estos dos lugares han sido comprobados en los ríos de la Cordillera Cantábrica. La puesta suele consistir invariablemente en cuatro huevos piriformes, variando algo el color del fondo, desde amarillento hasta pardo claro, muy manchados con puntos y dibujos de color marrón rojizo. Ambos sexos incuban durante veintidós días. Al nacer, los pollos permanecen en el nido no más de veinticuatro horas. En seguida caminan a duras penas, dando tumbos por entre las piedras hacia la orilla. En las primeras horas la hembra los cubre para defenderlos del sol y de la lluvia y es probable que esta protección continúe durante ocho o diez días más, aun fuera del nido, aunque este extremo parece variable en función de la temperatura y la lluvia. Una vez que abandonan el nido son muy difíciles de encontrar, a pesar de que los adultos se vuelven muy chillones, emitiendo su aguda y repetida voz continuamente desde la orilla opuesta del río. Aun sin alarma, estos gritos de los padres sirven para que los jóvenes permanezcan agrupados y se acerquen a la orilla al abrigo de los cantos rodados y de la vegetación. El plumón de los pollos es pardo grisáceo muy punteado de negro de manera uniforme, mimetizándose muy bien entre los cantos rodados. El Andarríos Chico representa un cortejo muy espectacular, pero pocas veces observado. En general, el macho vuela alto y desciende con rapidez hasta escasa altura del suelo en la vertical donde está la hembra. A la vez extiende la cola y se pavonea en cuanto llega al suelo. Mientras la hembra incuba, el macho suele estar quieto en las cercanías del nido o volar río arriba y abajo. Cuando cualquier intruso se aproxima al nido vuela rápidamente emitiendo el grito normal en forma plañidera, hasta que se posa en la orilla opuesta, pero nunca se aleja mucho del lugar. Si se inicia el acercamiento, corre por la orilla, en un indudable intento de distraer la atención del visitante. Se ha discutido mucho entre los ornitólogos sobre la duración del período desde el momento en que los pollos abandonan el nido hasta que son capaces de volar. Algunas observaciones aseguran que no lo hacen antes de los dieciocho días. Esto no descarta casos excepcionales, pues es difícil controlar bien una nidada de estos inquietos pájaros. La alimentación de los pollos del Andarríos Chico está contituida fundamentalmente por insectos (dípteros, himenópteros, etc.), y también por arácnidos y anélidos. Pero con frecuencia se ha observado cómo eran cebados con pequeños moluscos y en varios casos crustáceos. Se dice que comen abundante materia vegetal. Probablemente este régimen será más propio del invierno, en que los andarríos picotean continuamente entre las piedras y plantas de las orillas de los ríos. Según se ha podido observar, no calan el pico en el fango, sino que recogen pequeños organismos de la superficie entre las algas, líquenes, etc. En los ríos de la Cordillera Cantábrica, el Andarríos Chico es un nidificante tardío y en los primeros días de julio pueden todavía encontrarse pollos de pocos días. Dos puestas al año son normales. En las costas cántabro-atlánticas el Andarríos Chico es muy numeroso. Sin duda, los que se ven ya en el mes de agosto son migrantes europeos en paso otoñal. En esta época, en las escolleras que limitan los canales de entrada a los puertos de Guipúzcoa y Vizcaya, en sus rías y en las del resto de la costa cantábrica, una gran masa de Andarríos Chicos, que puede alcanzar en conjunto muchos millares de individuos, se establece por todos lados y su voz se escucha continuamente. En noches tranquilas de agosto los emigrantes pululan en los canales y muros de piedra de las rías, lanzando continuamente su agradable trino, repetido tres veces y ocasionalmente más. Cuando en los meses otoñales se recogen las algas en las costas cántabro-atlánticas y se ponen a secar sobre las riberas de estuarios, playas y malecones, pronto se llenan de andarríos que picotean entre ellas, recogiendo probablemente una gran cantidad de pequeños dípteros y crustáceos marinos que las algas atraen o contienen. En Iberia inverna en moderada cantidad, según se desprende de las observaciones realizadas y de los censos de 1968-69 en Portugal y 1973 en España. Y a la vez, de todos los censados sólo en cantidad muy exigua fueron localizados en Cantabria y Galicia y muy pocos en el Mediterráneo. En el Cantábrico la población invernante es escasa, pero manteniendo un número constante todos los inviernos, y no es fácil de observar por andar los pájaros muy desperdigados por las orillas de los estuarios. Además de por su tamaño y color, pasa más inadvertido porque a partir de septiembre el Andarríos Chico se vuelve muy silencioso. Especie paleártica, se extiende para criar desde Iberia por toda Europa, siendo en general un pájaro que alcanza en los ríos una buena densidad. Inverna desde el Mediterráneo hasta Sudáfrica y es con mucho el más abundante de los limícolos que se ven por Africa en esos meses Ocupa arroyos de montaña, orillas de charcas y lagunas, lagos, estuarios, tierras inundadas, etc. Se señala que es el único migrador del Paleártico que se supone cría ocasionalmente en Africa tropical (Moreau, 1966). Los anillamientos realizados en Europa han dado en la Península abundantes recuperaciones, muchas de las cuales caen en provincias del interior. Algunas obtenidas en las costas portuguesas de andarríos anillados en las Islas Británicas, dan tiempos muy cortos para la distancia recorrida. Así, de Hampshire, en septiembre, hasta Ribatejo en seis días y 1.450 kilómetros recorridos. De Lincoshire, en agosto, hasta Doiro Litoral, también en seis días y 1.400 kilómetros. En España, igualmente, son numerosas las capturas que acreditan al Andarríos Chico como un rápido migrador: de Sajonia a Valencia en once días y 1.750 kilómetros, y del mismo lugar hasta Alicante, en trece días y 1.860 kilómetros.

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